¿Os habéis preguntado alguna vez por qué a la mayoría de personas nos gusta viajar? Si hacemos una retrospectiva, hasta hace unas décadas, pocos podían permitirse viajar. Lamentablemente, viajar era un lujo exclusivo para pocos. Hoy quiero hacer una reflexión sobre lo que para mí significa viajar y saborear un viaje en silencio.

Si le preguntáis a vuestros abuelos, llenos de sabiduría y experiencia acerca de la vida, posiblemente os dirán que cuando ellos fueron jóvenes no viajaban, posiblemente sus viajes de novios eran a destinos a pocos kilómetros de distancia, y en ocasiones se alojaban en casa de familiares si tenían la suerte de tener fuera de sus lugares de origen. Tampoco sabían lo que era el descanso a modo de vacaciones como las que conocemos actualmente. Nuestros antepasados no tenían derecho como tal para descansar ni tampoco para viajar. Sin embargo, me gustaría puntualizar, que eran muy felices, al menos los que yo he conocido.

Viajar hoy en día, se ha democratizado, y actualmente todos podemos hacerlo. Hay mil maneras de viajar como también mil destinos que descubrir.

Viajar es la respuesta a la sed de libertad que necesitamos, en una sociedad que nunca ha sido más libre. Viajar nos da la posibilidad de salir de nuestra zona de confort, nos brinda la oportunidad de vivir experiencias fuera de nuestro círculo, nos permite soñar despiertos, caminado por las calles de Manhattan. Nos regala ocasos apetecibles y sensacionales.

Viajar nos permite poner banda sonora a nuestros minutos recorriendo las calles de Montmartre como si de Amelie Poulain se tratase, sonando por tu cabeza en bucle Yann Tiersen, viajar te otorga el privilegio de creerte “Scarlett Johansson” siendo la protagonista de “Lost In Traslation”, O ser el guionista de “Antes del Amanecer”, escribiendo sobre Viena y hablando sobre lo divino y lo humano antes de que salga el sol. ¿Cómo saborear un viaje en silencio?

¿Quién no ha soñado con un road trip por Estados Unidos (look incluido) de Thelma y Louise? ¿Quién no se ha hecho una foto en el Faro de Cabo de Berbería (Far de Barbaria), recordando las escenas de “Lucia y el sexo? ¿Quién no se ha sentido Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma?

Viajar nos abre la mente para ser más tolerantes con nosotros mismos y con los demás. Viajar impregna de cultura cada poro de nuestra piel. También llena nuestro hogar de instantáneas que nos recordarán quiénes fuimos. Me pregunto si en el futuro nuestros descendientes sabrán apreciar lo mágico de un atardecer, lo maravilloso de una playa desierta o el sabor de una buena pasta italiana de la “Nonna”. Me preocupa que perdamos estas sensaciones  y que la gente en el futuro solo disfrute de un viaje a través de pantallas y/o luces de neón. Saborear un viaje en silencio

En TV3 emitían el programa Silenci, presentado por Bibiana Ballbé, una de mis periodistas favoritas y referente cultural. El programa cultural siempre terminaba con un entrevistado al que le preguntaban qué era para él o ella el silenci (silencio). Para mí, el silenci (silencio) es viajar. Saborear un viaje en silencio ¿y para ti?.

Texto: Eva María Noya Rufas / Dame Estrellas o Limones