La semana pasada viví ser novia por un día, ya os adelanté un poco en el post Cavas de Codorniu para la presentación de la nueva botella «Blanca y Radiante by Rosa Clarà». Como les conté, después de conocer las cavas y su maravillosa historia, Rosa Clarà nos tía preparado una sorpresa: Una salón modernista del recinto decorado de velas, flores, tocados, zapatos y maniquíes vestidos con la nueva colección de novia de Rosa Clará.
Cada invitada podía elegir un vestido, pero al verlos todos te preguntas ¿por dónde empiezo? Sin embargo tuve suerte, casi al empezar a buscar di con el vestido de novia ideal, el que hubiera elegido para mi boda real. Un vestido inspirado en los años 30, elegante pero sutil a la vez con tiras de gasa que cruzan en una espalda descubierta. Un vestido muy femenino y sensual sin dejar de ser delicado y clásico. Los detalles y la textura eran de primera, muy fácil de llevar, sobretodo para una ocasión tan especial. Quedé impresionada con la belleza de piezas hechas con tejidos cien por cien naturales como brocados de seda, encajes creados en telares antiguos, crepes, muselinas, georgettes, mikados u organzas de seda.
No quise llevar ni tocado, ni ramo, ni accesorios. Era el vestido el principal protagonista pero sobretodo mi parte favorita de mi cuerpo, la espalda. El vestido de novia debe reflejarte como si fuera un espejo, describirte como si fuera un diario y hablar por ti. Yo me defino como básica, clásica, femenina con toques sensuales y sobretodo muy femenina.
Espero que os hayan gustado las fotos, ya me diréis vuestra opinión porque yo me puedo ver genial pero sois vosotras las que mandáis. Un beso para todas, gracias por pasarse y sobretodo por vuestro apoyo cada día, sois las mejores. Gracias nuevamente a Rosa Clarà por confiar en nosotras y por invitarnos a vivir la experiencia de ser novia por un día.
Nos vemos en Facebook y Instagram con más fotos y novedades